12.08.2005

Almacén "la negrita"

Me duele la garganta, por segunda mañana consecutiva me despierto así, y eso que tomé todas las precauciones, de hecho mi cuarto no tiene ventana, dormí con la puerta cerrada, tapada (yo, no la puerta) y con un pañuelito en el cuello... a pesar de todo, me duele. Inevitablemente, después del día de ayer, la noche de ayer, después de los sueños de anoche, y el plus: dolor de garganta gratis, me levante de ceño fruncido, mala gana para todo, vestirme, peinarme, todo.

Entonces el recurso fácil, y recurrente que empleo 2x3: extraerme de la realidad, inventando o soñando o imaginando algo no tan cruel... para mí es fácil, últimamente me llueve la capacidad de boludear con el pensamiento, así que, en un dos tres, estaba con mi abuela de la mano, entrando al almacén...
Todo un viaje porque hacia tiempo que no iba, de prima lo difícil de subir el escalón me regocijó, inmediatamente, me vi, una vez mas, rodeada de todos aquellos productos, algunos casi de mi tamaño como el flautín... la señora era enorme también, jaja, ya me duele el cuello de tener esa posición que no respeta el eje horizontal, igual, no duele mucho, los niños se la bancan mejor.

Tenemos para un rato, ya se como es la mano acá, entramos después de un viejo, un vecino, que no venia con la chismosa, entonces lo único que puede venir a hacer es a pagar, y ese tramite lleva un tiempito, que no me molesta esperar por varios motivos, primero que ya están contemplados estos sucesos cuando uno calcula el tiempo que le va a llevar hacer los mandados, segundo, ver como paga, mi abuela o cualquier vecino es de lo mas divertido... Para empezar se le avisa a la señora que se viene a pagar (igual ella ya lo sabe, lo sabe por la chismosa, y lo sabe por la fecha del mes, y quiero aclarar que cada cliente tiene una fecha diferente, pero ella lo sabe todo...) ahí, tal cual una peli de western, el viejo saca del bolsillo las cuentas, y la vieja, de abajo del mostrador, el cuaderno, acto seguido, comparan los números de los papelitos de astrasa del viejo y las cuentas en el cuaderno... aunque al viejo le falten algunos papeles, todo esta bien, él paga, ella tacha, nos toca.
Me trato de imaginar la visión de esta mujer, como me ve casi colgada de su mostrador, con los ojos un poco mas grandes tratando de alcanzar con la vista la lata de las galletas, que sé, en un ratito, va a estar mas cerca; dicho y hecho, la señora saca un puñado de galletas, lo pone sobre una hojita de papel de astrasa (el mismo que usa para hacer las cuentas) en el plato de la balanza esa enooorme que cuelga del techo (seguro el esposo la colgó ahí), y en ese momento se me abre la boca... no por las galletas; sino porque la envidio con todo mi joven corazoncito a esa mujer.

La capacidad alcanzada luego de la experiencia mil veces repetida de envolver galletas, azúcar, yerba, lo que sea!, me deslumbra... pim pam pum el paquetito esta pronto... y yo, que me paso jugando a las almacenes, y con cosas de verdad porque mi abuela confía en mi negocio... aun así, no logro nunca el paquetito, me sale cualquier mamarracho, y los clientes prefieren el almacén de enfrente, o sea, éste.

Se sabe, (es todo tan simple y predecible que me trasmite una seguridad muy grande), que después de las galletas Maria, viene el dulce de leche, suelto también, y el coco... ja... lo que me espera en casa... Y que confianza también, porque por ejemplo, en esta almacén no usan calculadora, casi como con el paquetito, pim pam pum, ciento cuarenta y dos nuevos pesos, y todos le creen sin cuestionar, y ella les cree a todas que le van a pagar cuando el marido cobre.

Es lindo, sin dudas, también es lindo comprar tan fácil, galletas son Marías, fideos son Adria, y el dulce de leche, lógicamente Conaprole... no sucede lo mismo con la yerba, que esta Manzanares y otra, pero no complica mucho, porque después de un par de veces, la señora ya lo sabe y ni te pregunta...

Otra cosa que está buena es que el mostrador se interponga entre ella y yo, porque es vieja, y cholula y aunque me ve todos los benditos días, y me conoce desde que nací, igual así, cada vez, sin perderse una, sale con eso de, que grande y que linda, y no me chapa porque no llega entonces mejor.
Terminados los mandados, terminados los chismes, no hay mucho mas para hacer, además entra gente continuamente, tampoco es cuestión de molestar...

La vuelta a casa es un poco triste, esta mas fácil la bajada del escalón, pero es un poco triste, porque no se a ciencia cierta, si, quizás, esa no fue la ultima vez que estuve allí... porque si lo supiera un día, antes de entrar, lo aprovecharía al máximo, grabaría en mi mente cada porquería de los estantes, cada palabra pronunciada, entre mi abuela y ella y los demás vecinos, todo... apretaría la mano de mi abue mucho mas que de costumbre, y me haría la que no puedo subir, ni bajar el escalón, solo para que dure todo, un poquito más.

paranoias 4:

Blogger conejoxxx said...

La capacidad de transmitir emociones mediante lo escrito es algo que, en mi humilde opinión, se acerca muchísimo más al arte, que otras cosas que declaran serlo.
Si a eso le sumamos una buena oratoria, una redacción cuidada y comprometida, y una buena ortografía, entonces estamos enfrente de algo rarísimo de encontrar.
Vamos a no desaprovecharlo.

Esta lindísimo todo esto, Moni.

"Siga así" diría mi maestra de 5º en la Escuela Brasil...

8:37 PM

 
Blogger vinilica vegana said...

Me honra su presencia por estos lares, me honran sus palabras... mi maestra me decia: puede y debe rendir más, en eso estoy...

6:53 AM

 
Anonymous Anonymous said...

por suerte hay personas que pueden abstraer de lo cotidiano, de lo simple para algunos,cosas hermosas , no se si transmitan algo, pero a mi si, y mucho. no es necesario emplear cosas complicadas ni nada, y para mi no importa la mala ortografia ni tiempos imperativos ni nada, tan solo fluye...

¡aplausos! vinilica,...paz.

8:43 AM

 
Anonymous Anonymous said...

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7:08 AM

 

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