10.11.2020

Inmenso

Hay amores buenos dónde dos personas comparten la vida y eso está bien. Es como una empresa como una sociedad todos se benefician pueden apoyarse en sus faltas mutuamente y tener logros y son dos cuando están juntos inclusive. Y eso está bien.

Pero hay otros amores tan tan grandes que requieren un todo por entrega. No un poco. No lo que tengo. Ni siquiera lo que puedo. Un todo. Una totalidad. Renunciar a todo para tener un todo que brindar.

Llegar al otro con las manos llenas de lo que soy y de lo que no soy. De lo que me parece y lo que no me parece. Llegar al otro y dejar todo eso ahí a sus pies, y luego sí, tomarse las manos para siempre.

Requería dejarme a mí misma. Pero vamos! Cómo hubiera podido hacerlo?! Si soy lo único que he tenido siempre... Porque apenas algo reservé para mí, unas migajas por las dudas, por mientras, por si acaso y entonces no sucedió. Porque apenas algo reservó para él, algunas costumbres, algunas migajas de sí mismo por las dudas y entonces no sucedió. No podía suceder de esa manera. 

Esos amores sólo florecen con el todo de dos partes que finalmente comprenden que, las ideas los deseos las posiciones y puntos de vista, los miedos los planes, todo existe para ser dádiva y de lo contrario sólo son obstáculos para el amor. Si los amantes logran abandonarse a sí mismos uno para el otro, se transformarán juntos en algo nuevo. No dos juntos. 

No existiremos más, es verdad y será un duelo, pero acaso ésto no es un duelo también? y cuánto más doloroso!

No existiremos más, tú, mi música, yo, tú música, pero existiremos en un silencio único que todo lo contiene. Y acaso ahora no escuchas el mismo silencio vacío que yo escucho?

Será, ojalá, una comunión que tiene como resultado lo inmenso. Lo inmenso como consecuencia del amor. De éste amor.