silvestre
era la flor que,
en esa tierra inerte se animó a crecer
era la flor que,
encontró alimento en su abrazo
fuerza apenas
fue la flor que,
dibujo un paréntesis (para sonreírle al mundo)
es la flor que finge serlo en el día
y luego cae por la noche derribada sobre el pasto
por el peso del rocío de esos ojos tan suyos que no callan
nunca.