"... es cerrar la puerta para que no entre más frío"
se veía increíble con esa chaqueta de integridad que vos misma le inventaste,
mi segundo nombre era esperar.
"... es cerrar la puerta para que no entre más frío"
se veía increíble con esa chaqueta de integridad que vos misma le inventaste,
mi segundo nombre era esperar.
aunque no lo dijiste:
eres simplemente, una más.
me da gusto verte, pero me embola madrugar.
no mereces que te cuente que tengo una relación.
tu cumpleaños? cierto, es verdad.
no estoy seguro de lo que siento por ti.
estoy demasiado ocupado para tu amor.
hijos contigo? no gracias.
te pienso, pero no te elijo.
el silencio también es una respuesta.
tampoco mereces que cierre, si quieres, hazlo tú.
lo que digo yo:
la pregunta no es si nos amamos, es si podemos construir algo juntos.
ambos teníamos caminos pendientes por recorrer.
quisiera ser mamá a tu lado.
yo soy la que mira al cielo y vos la estrella inalcanzable, supongo que te hace sentir bien tu distancia emocional y superioridad, pero enterate que "solo" no es igual que "a salvo" y que lo que pierdes es infinitamente mayor a lo que ganas.
puedes estar en el cielo, pero eso no significa que vueles.
una vez estuviste a la altura de mis alas, ahora no se bien qué te sucedió.
un amor que fue, que no pudo, que no supo... lo que soñé que podría ser me obligas a soltarlo.
ya pasó una vez y no quería que pasaran dos, ojalá pudiera... lo he intentado.... y es que no puedo...
una historia incompleta:
yo pierdo por atreverme y tu pierdes por no hacerlo.
nadie gana.
(sí así, todo con minúsculas)
no vas a volver, te conozco bien -shakira.
Toda la vida creí que había nacido en invierno... porque el día de mi cumpleaños siempre llueve y hace mucho frío, adentro y afuera. Pero una vez, no recuerdo exactamente cómo, quizá cómo una revelación, descubrí que nací en otoño. Que el viento trajo el color de las hojas hasta mi pelo, que mis ojos imitaron bellotas y almendras. Que mis pies prometieron estar cálidos por la tarde y fríos por las noches. Pero eso no fue lo más revelador, lo verdaderamente impactante es que contraje un don: puedo ver cosas que nadie ve. Por ejemplo, una mariposa recién nacida, un diente de león que decide comenzar su viaje, una araña con sus bebitos encima. Puedo ver nubes increíbles que cualquiera podría confundir con el algodón de azúcar del parque Rodó. Incluso una vez en una ciudad lejana descubrí una montaña inmensa y nevada que nadie a mi alrededor estaba mirando. Esa ciudad era bien curiosa, no hacía falta esperar meses para el verano, simplemente bastaba con salir fuera de la casa a las 12 del mediodía; tampoco era que junio=otoño, sólo dejar el reloj alcanzar las 4pm, y como imaginarán, invierno llegaba apenas se ponía el sol. Una noche vi a un muchacho de chamarra de cuero haciendo apuestas, enamorando a una chica con su sonrisa, luego lo vi saltando rejas de forma ilegal y también coqueteando a otras mientras su nueva novia iba al baño. Todo sin que nadie más lo viera, sólo yo.
Pero el invierno no me gusta, aunque puede ser la excusa para tirarse en un sillón con una manta a ver llover por la ventana y escuchar discos de vinilo (vinilo el material no la banda, bueno si la banda también claro), aunque muchos amantes se acurrucan como nunca en invierno, a mí no me gusta. Quiero convencerme de que se debe al frío, pero una vez, no recuerdo exactamente cómo, quizá como una revelación, descubrí que naciste en invierno. Que el viento puso el color de las tormentas en tu pelo, que tus ojos hablan más de adioses que de bienvenidas y que tus pies han decidido avanzar en otra dirección.
El punto es que toda la vida creí que había nacido en invierno y al final, resultó que no fue nacer, fue morir.